A mis padres, a mis entrenadores, a mis directivos, a mis representantes políticos:

Sé lo que todos vosotros me queréis.

 Cada uno me lo demuestra en todo momento y en todas partes.

 Y en honor a ese cariño y que yo también siento hacia vosotros,

 quiero que me deis la posibilidad de ser libre,

 de crecer de la manera más pura, más simple

y desatada de obligaciones que pueda.

 Dejadme jugar con la que alegría que represento.

 Dejadme ser un niño que a mí me gustar serlo.

 No queráis que logre cosas que, tal vez, sean importantes,

pero para otro momento,

 y que buscarlas ahora representa perder otras cosas que,

 para mí, hoy son importantes.

Dejadme vivir la edad que tengo,

 pues sólo pasa una vez por mí vida.

 No planifiquéis tanto mi vida, ni mi persona.

No os desesperéis con mis derrotas y más aún, no os sintáis derrotados,

pues el dolor que produce perder se me pasa un minuto después

y ya ni me acuerdo,

 y en enseguida vuelvo a sentir la alegría por jugar y ser un niño.

 No busquéis triunfos a través de mí;

 no pretendáis hacerme como fuisteis o no pudisteis ser;

no malogréis mi tiempo.  Soy un niño y quiero serlo.

Vosotros, padres, elegid un club donde mandarme,

 si es posible que me guste y que tenga alguien que me eduque

para llegar a ser un buen jugador.

 No queráis que sea un chico grande, conformaos con que sea un gran chico.

 Sé lo que que sufrís fuera del campo cuando juego.

 No me gusta que sea así, pues en ese momento soy feliz:

 Estoy jugando.

 Desde dentro parece que vosotros, los de fuera, competís por nosotros,

 que tenéis celos,  que sufrís por el triunfo que no llega

o la jugada esperada que no puedo brindaros.

 Pero si me dais tiempo y entendéis que eso, ahora, tiene que ser así,

 que tanto en el deporte como en la vida,

 todo tiene su tiempo, seguramente un día podré daros.

Vosotros, directivos, tanto de clubes como federativos,

no penséis que lo más importante es formar jugadores de élite,

 sino que los que somos menos dotados,

 pero tenemos una ilusión enorme por jugar,

 necesitamos que busquéis espacios

para que tengamos acogida en vuestro seno

 y sepáis luchar y defender, por encima de todo,

 este derecho natural nuestro a practicar el deporte que más nos guste

 y donde nos sintamos más realizados.

Y a vosotros, representantes políticos,

os pediría que abrierais todas las puertas de todos los campos,

 que pensarais que si a mí me gusta jugar y practicar cualquier deporte

lo pueda realizar en el lugar que más me alegra,

 con mis amigos o en el club que más identificado me sienta.

Por favor, dejadme que juegue sólo,  que me divierta,  que sea feliz.

Soy un niño y no lo olvidéis.

Soy un niño,  y sólo una vez en la vida.